Francia y la producción moderna de aceites esenciales

Este es el país por excelencia en cuestiones de aceites esenciales. La palabra “aromaterapia” fue usada por primera vez en 1937 por el cosmetólogo y científico francés Renée-Maurice Gattefossé cuyas investigaciones revelaron que los extractos volátiles destilados de ciertas plantas aromáticas tenían un efecto profundo sobre la piel.

Su interés en estas posibles propiedades curativas de los aceites esenciales fue incitado aun más por el trabajo de otro francés que en 1838 escribió un tratado respecto de las propiedades terapéuticas de las plantas aromáticas. La investigación de Gattefossé se había iniciado principalmente para uso de los aceites esenciales en los cosméticos, pero pronto se dio cuenta que muchas de sus propiedades incluían poderosos antisépticos y analgésicos. La anécdota más importante y la más famosa que se conoce fue cuando Gattefosée recibió una quemada severa en su mano después de una pequeña explosión en su laboratorio y lo único que tenía a su alcance era aceite esencial de lavanda que inmediatamente que lo aplicó sobre su piel le disminuyó el dolor y, para su sorpresa, la herida sanó con gran rapidez, sin tener ninguna señal de infección y sin que le quedara cicatriz alguna. Gattefosée también descubrió que los aceites esenciales aplicados a la piel podían ser absorbidos hacia la corriente sanguínea en donde interactúan con la química propia del cuerpo humano.

En 1920, dos médicos italianos Gatti y Gajola demostraron los efectos psicoterapéuticos al inhalar los aceites esenciales y concluyeron que el sentido del olfato tiene, por acción refleja, una influencia enorme en la función del sistema nervioso central.

En Italia el Prof. Paolo Robesti, de la Universidad de Milán, empleó en 1970 las esencias extraídas de frutas que se cultivaban localmente - tales como la bergamota, la naranja y el limón (por sus agentes psicoterapéuticos) y pasaba pequeñas motas de algodón embebidas en aceite esencial a sus pacientes para que lo olieran. Los aromas, él decía, ayudaban a evocar y liberar memorias y emociones reprimidas que tenían efectos nocivos y deteriorantes en la psique de estas personas. Otras esencias utilizadas por el Prof. Robesti que alivian la ansiedad incluyen: la mejorana, el ciprés, la rosa y la lavanda.

En 1950 la cosmetóloga austríaca Marguerite Maury introdujo la idea de combinar los aceites esenciales con el masaje; prefería diluirlos en aceite vegetal y dar un masaje sobre la piel. Inspirada en los métodos tradicionales de la medicina tibetana desarrolló una técnica especial para masaje aplicando los aceites a lo largo de los centros nerviosos de la columna. Esta gran investigadora inventó la prescripción individual: esencias que se escogían según las necesidades físicas y emocionales del paciente. Así como el patrón mental y físico puede ser alterado, lo mismo puede alterarse la receta o prescripción con aceites esenciales. Esto es lo que hoy llamamos Aromaterapia Personalizada.

Marguerite Maury abrió una clínica de aromaterapia en Londres a principios de los años sesenta y aunque sus tratamientos estaban dirigidos más a la terapia de la belleza, ella sabía que la aromaterapia iba mucho mas profundo. Mas tarde, en 1962 y 1967 le fueron otorgados premios internacionales por sus investigaciones. Sin embargo, podría decirse que fue el aromaterapeuta inglés autor e investigador Robert Tisserand quien verdaderamente puso la aromaterapia a un nivel de conocimiento más general. Es autor de The Art of Aromatherapy, uno de los primeros libros en inglés sobre este tema que fue publicado en 1977, y aunque fue inspirado por Marguerite Maury podría decirse, en toda honestidad, que este libro, por encima de todos los otros, ha causado mayor interés a nivel mundial en el conocimiento de las propiedades terapéuticas de los aceites esenciales y de la aromaterapia en general. Tisserand ha fundado dos asociaciones de aromaterapia y es el editor de la revista International Journal of Aromatherapy.