Neurogénesis
La neurogénesis hace referencia al maravilloso proceso mediante el cual, nuestro cerebro es capaz de propiciar la creación de nuevas neuronas con sus respectivas conexiones.
A pesar de que es cierto de que el cerebro cambia con los años, con los daños y con nuestros malos hábitos (alcohol, tabaco…) este órgano tiene la capacidad de regenerarse, de crear nuevos puentes y tejidos neuronales.
Para que este proceso asombroso acontezca, es necesario que la persona actúe, que ponga en práctica un comportamiento proactivo con el cual estimular al máximo esta capacidad natural del cerebro.
Es ahí donde entran en juego los aceites esenciales de grado terapéutico Young Living,
justo en las conexiones neuronales, los aceites esenciales puros de Young Living tienen una actividad energética comprobada.
-Aportan y Captan electrones
-Aportan protones
A nivel eléctrico cambian el terreno y cambiando el terreno ayudan a revertir una enfermedad
Cada cosa que hacemos, ya sea leer, estudiar o hablar con alguien, provoca cambios maravillosos en su estructura. De hecho, y este dato es interesante, todo lo que pensamos y sentimos favorece a su vez esta estructura particular.
Pongamos un ejemplo: si nuestro día a día está marcado por el estrés o por una ansiedad que nos atenaza, es común que regiones como el hipocampo (asociado a la memoria) se vean afectadas.
El cerebro es como una escultura interna moldeada según nuestras emociones, pensamientos, actos y hábitos cotidianos.
Este mapa interno necesita de múltiples enlaces, de autopistas fuertes, de puentes consistentes y de fuertes impulsos que lo obliguen a estar siempre conectado con la realidad.
1. El ejercicio físico
El ejercicio físico y la neurogénesis están relacionados.
Cada vez que ponemos nuestro cuerpo en funcionamiento gracias a una caminata, a la natación o a una sencilla rutina de ejercicios en el gimnasio, oxigenamos nuestro cerebro.
Además de llegar a él un torrente de sangre más pura y oxigenada, estimulamos la producción de endorfinas.
Las endorfinas mejoran nuestro estado de ánimo, y por tanto, combaten el estrés, permitiendo así que muchas estructuras neuronales se fortalezcan.
Toda actividad que reduzca nuestra carga de estrés propicia la neurogénesis. Solo tienes que encontrar ese tipo de ejercicio que más vaya con tu personalidad (bailar, caminar, ir en bici…).
2. Una mente ágil, un cerebro fuerte
Existen muchas formas de mantener una mente ágil, despierta y capaz de procesar el entorno con más rapidez.
Un modo de conseguirlo es con la práctica de otro tipo de ejercicios, pero esta vez, dejamos a un lado lo físico para llevar al “gimnasio” a nuestro cerebro:
Lee cada día, favorece en ti el interés y la curiosidad por nuevas disciplinas.
Aprende un idioma nuevo.
Aprende a tocar un instrumento.
Mantén una visión crítica sobre las cosas y busca tu propia verdad.
Desarrolla una mente abierta, sé receptivo a todo lo que te envuelve, socialízate, viaja, descubre, apasiónate por la vida.
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3. Cuida tu dieta
Uno de los mayores enemigos para la salud cerebral son las grasas saturadas. Los alimentos prefabricados y poco naturales tambié frenan la neurogénesis.
Es necesario que mantengamos una dieta baja en calorías, pero variada, ahí donde no falte nunca ningún nutriente.
Recuerda siempre que el cerebro necesita energía, y que por las mañanas, por ejemplo, agradece una dosis adecuada de alimentos dulces.
Sin embargo, también debemos tener en cuenta que agradecerá siempre esa carga de glucosa de una pieza de fruta, de una onza de chocolate negro, de una cucharada de miel, de una taza de avena…
Los alimentos ricos en omega 3 son, sin duda, los más apropiados para favorecer la neurogénesis.
4. El sexo también ayuda
El sexo es un gran arquitecto del cerebro y un favorecedor natural de la neurogénesis. ¿Adivinas la razón de por qué facilita esta conectividad?
El sexo no solo regula el estrés, sino que, además, nos aporta una carga emocional intensa que estimula nuestras áreas cerebrales relacionadas con la memoria.
Hormonas como la serotonina, la dopamina o la oxitocina generadas con este tipo de momentos íntimos favorecen la creación de nuevas células nerviosas.
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5. La meditación
Los efectos de la meditación sobre nuestro cerebro son incuestionables, a la vez que maravillosos:
La meditación favorece ciertas capacidades cognitivas como, por ejemplo, la atención, la memoria y la concentración.
Nos ayuda a estar más presentes, a canalizar el estrés y la ansiedad.
Con la meditación, además, nuestro cerebro funciona con otra frecuencia: produce mayores ondas alfa, las cuales, poco a poco generan ondas gamma.
Este tipo de ondas favorecen la relajación y, a su vez, nos ayudan a estimular la conectividad neuronal y la neurogénesis.
